La Gomera pasa por ser una de las islas más abruptas de Canarias y probablemente del mundo. Este factor orográfico junto con el climático, propicia una gran variedad de ecosistemas naturales.
Parque Nacional de Garajonay
El Parque, que pertenece a la red de Parques Nacionales, se ubica en las cumbres centrales de la isla. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986 debido a su singularidad y diversidad biológica, pero fundamentalmente, a la importancia de su bosque de laurisilva.
Este bosque es una reliquia de tiempos geológicos pretéritos, uno de los últimos vestigios de las selvas subtropicales desaparecidas en casi todo el planeta con las glaciaciones. Su estratégica localización influye para que juegue un papel preponderante en la recarga hidrológica de la isla y la protección de los suelos.
Su alta biodiversidad le permite contar con un valor de conservación adicional, debido también a la presencia de especies amenazadas, endémicas de la isla y a veces exclusivas del territorio protegido. Para determinadas especies, como las palomas de la laurisilva (Columba bollii y Columba junoniae), la chocha perdiz (Scolopax rusticola), el sáuco (Sambucus palmensis), entre otras muchas. Garajonay mantiene las mejores poblaciones de la isla y en algunos casos de Canarias. Finalmente, también bajo la óptica paisajística de disponer de escenarios naturales y formaciones geomorfológicas singulares, el parque adquiere un peso significativo.
Valle Gran Rey participa con sus montes en la composición de este espacio. Las formaciones de fayal-brezal de los montes de Arure y Las Hayas son uno de los mejores exponentes de los que posee el Parque Nacional de Garajonay.
Parque rural de Valle Gran Rey
Un parque rural es un espacio natural en que conviven actividades agrícolas y ganaderas o pesqueras, con otras de especial interés natural ecológico, conformando un paisaje de gran interés eco cultural que precisa de conservación. El Parque Rural de Valle Gran Rey tiene una extensión de 1.992,8 hectáreas y va desde el nivel del mar hasta los 1.020 metros de altitud. Se asienta sobre las dos principales montañas que bordean el valle, La Mérica y Teguerguenche, pero además comprende la parte del barranco que está a continuación de la Casa de la Seda hacia el Risco de Guadá y hacia el barranco de Arure.
Desde el punto de vista faunístico, este espacio es último refugio de uno de los vertebrados más amenazados del Planeta: el lagarto gigante de la Gomera. Fue redescubierto en 1999 en la zona de Quiebracanillas, en la base de los acantilados de La Mérica, donde además se encuentra su Centro de Recuperación, en el que se dirige un ambicioso plan para evitar su extinción con bastante éxito.
El parque representa un extraordinario paisaje armónico de tipo rural y gran belleza, donde la erosión ha modelado una peculiar orografía contrastada de fuertes pendientes y fértiles valles. Constituye una muestra viva de coexistencia de hombre y naturaleza en un territorio intensamente abancalado, entre palmeras y construcciones de arquitectura tradicional, de gran valor histórico y cultural. En los acantilados más inaccesibles se concentra una rica biodiversidad endémica, con abundantes plantas raras y amenazadas. Otro tanto ocurre con la ornitofauna, que se concentra sobre todo en los acantilados de Argaga y en el Charco de Cieno, con especies protegidas de alto interés científico. Los macizos de La Mérica y los acantilados que franquean Valle Gran Rey constituyen elementos geomorfológicos singulares y representativos. Además, dentro del espacio se dan importantes manifestaciones arqueológicas, sobre todo en las zonas próximas a la Montaña del Adivino.
Monumento natural del Lomo del Carretón
El Lomo del Carretón es un acantilado que se sitúa entre los 450 y los 850 de altura sobre el valle de Taguluche y el de Alojera. Posee gran monumentalidad e interés geológico y geomorfológico, además de un considerable número de endemismos botánicos y especies amenazadas como la tabaiba (Euphorbia lambii) o el cardoncillo (Ceropegia ceratophora). Su riqueza florística y el conformar una excelente muestra de hábitats rupícolas le confiere además valor científico añadido.
La vegetación más abundante alrededor de los manantiales y en algunas zonas de los riscos donde rezuma el agua se componen de especies mayores como el barbusano negro (Apollonias barbujana ceballosi), el marmulano (Sideroxylon marmulano) y el sao (Salix canariensis), junto a pequeños pinares de pino carrasco (Pinus halepensis) y pino insigne (Pinus radiata), provenientes de antiguas repoblaciones. De la fauna destaca la presencia de la paloma rabiche (Columba junoniae) y una rica variedad de invertebrados.
Charco del Conde
SITIO DE INTERÉS CIENTÍFICO
Con una extensión de 10,7 hectáreas, este espacio comprende desde el nivel del mar hasta una cota de 18 metros en la zona costera de Valle Gran Rey, concretamente en la zona de La Puntilla. Su finalidad es la protección de las representaciones existentes en él de los bosquetes de tarajal (Tamarix canariensis), una formación cada vez más escasa en Canarias.
Charco del Cieno
SITIO DE INTERÉS CIENTÍFICO
Se trata de un ecosistema litoral, situado en la costa del Valle Gran Rey y caracterizado por su flora halófila (Tamarix canariensis, Traganum moquinii, Salsola opositifolia) y por la presencia de una pequeña formación dunar. El charco que le da nombre se trata de un charco somero y cenagoso, que se llena de agua marina por infiltración, con la fluctuación de las mareas, debido a la escasa distancia a la que se encuentra de la costa; el charco además es refugio de una especie de fanerógama acuática (Ruppia maritima). Su finalidad es la protección de uno de los mejores humedales de la Isla de La Gomera, pese a sus reducidas dimensiones, y también uno de los últimos saladares naturales de Canarias. Destaca igualmente por constituir un importante lugar de paso para la avifauna migratoria y albergar una interesante representación de aves limícolas.
Franja Marina Santiago-Valle Gran Rey
ZONA DE ESPECIAL CONSERVACIÓN
Buena parte de la costa del municipio de Valle Gran Rey se encuentra incluida en la Zona de Especial Conservación Franja marina Santiago-Valle Gran Rey. Este espacio cubre una superficie de 13.139,09 hectáreas y se encuentra declarado desde septiembre de 2011 como Zona Especial de Conservación (ZEC), figura contenida en la Red Natura 2000 cuya finalidad es asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitats naturales más amenazados de Europa, contribuyendo a detener la pérdida de biodiversidad ocasionada por el impacto adverso de las actividades humanas.
Este enclave está considerado el de mayor diversidad de cetáceos de la Unión Europea con relación a su superficie, habiéndose comprobado la presencia de 22 especies de cetáceos, de las 28 citadas en las islas Canarias. Entre estas especies se encuentran el delfín mular (Tursiops truncatus), el delfín moteado (Stenella frontalis), el calderón tropical (Globicephala macrorhynchus), el rorcual azul (Balaenoptera musculus), la yubarta (Megaptera novaeangliae) o la orca (Orcinus orca).
La zona posee gran variedad de fondos distintos, con zonas de arenales sin vegetación, praderas de fanerógamas marinas, conocidas como “sebadales”, fondos de arena poblados por bancos de anguila jardinera (Heteroconger longissimus), sistemas sebadal-caulerpal, zonas de blanquizales, cuevas submarinas, paredones y sistemas arrecifales.
Esta variedad, junto con un régimen batimétrico amplio y el afloramiento de aguas profundas, que propicia un aumento de la productividad zooplactónica, proporcionan a este área una notable diversidad ambiental, reflejada en una biocenosis muy rica, tanto bentónica como pelágica. En el área están presentes numerosas especies catalogadas, como la esponja cerebro (Corallistes nolitangere), la estrella canaria (Narcissia canariensis), el coralito (Dendrophyllia laboreli), la langosta canaria (Scyllarides latus), el tamboril espinoso (Chilomycterus atringa), el caballito de mar (Hippocampus hippocampus) o la tortuga boba (Caretta caretta).
Taguluche
ZONA DE ESPECIAL CONSERVACIÓN
Este espacio, de 139,5 hectáreas, es una cuenca situada en el norte del municipio, que rodea e incluye en su mayor parte al caserío de Taguluche, rodeada por imponentes riscos y con notables representaciones de especies vegetales endémicas de carácter rupícola como Pimpinella junoniae o Sideritis nutans, y donde tampoco faltan especies amenazadas y protegidas como la tabaiba (Euphorbia lambii) o el cardoncillo (Ceropegia ceratophora).En su interior está el caserío de Taguluche. Senderos y calzadas de piedra componen un entresijo de caminos por los que se disfruta de un paisaje único y peculiar transformado por la mano humana al implantar la agricultura en bancales, que aprovecha el agua que surge espontáneamente de los manantiales, situados a cotas entre los 600 y 750 metros, en el vecino Monumento Natural del Lomo del Carretón. Además de todo lo señalado, la ZEC destaca especialmente por el palmeral que se sitúa en el valle de Taguluche, en el que palmas canarias (Phoenix canariensis), conforman, junto al paisaje agrícola y el impresionante escenario geológico, una de las muestras más genuinas de los paisajes gomeros.
Acantilados de Alajeró, La Dama y Valle Gran Rey
ZONA DE ESPECIAL CONSERVACIÓN PARA LAS AVES
Los acantilados riscos que rodean la zona baja de Valle Gran Rey se encuentran incluidos dentro de esta ZEPA que se extiende por toda la costa suroeste de la Gomera, desde Playa Santiago hasta la Playa de Heredia.
En las zonas de influencia marina se observan plantas halófilas y halorresistentes, destacando la presencia de un saladar y algunas formaciones de tarajales. El área también integra algunas comunidades xerofíticas propias del piso basal (euforbiales). Las principales especies vegetales que encontramos son la tabaiba (Euphorbia berthelotii), el balo (Plocama pendula) y ocasionalmente algunos cardones (Euphorbia canariensis).
En cuanto a la fauna, la zona es una de las áreas más importantes de la Gomera para la cría de aves marinas. Aparte de ello, en las zonas intermareales se observa la presencia, en paso e invernada, de aves limícolas, ardeidas y láridos. Con relación a la Directiva de Aves se ha observado con frecuencia la presencia del petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii), la pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis), pardela chica (Puffinus assimilis baroli), paíño común (Hydrobates pelagicus), charrán común (Sterna hirundo), águila pescadora (Pandion haliaetus), halcón de berbería (Falco peregrinus pelegrinoides), y camachuelo trompetero (Rhodopechys githaginea amantum). Los reptiles cuentan con dos lacértidos (el lagarto tizón, Gallotia galloti gomerae, y el lagarto gigante, Gallotia bravoana, en su extremo más occidental), un escíncido (la lisa dorada, Chalcides viridanus) y un gekónido (el pracan, Tarentola gomerensis).